Después de haber leído el año pasado algunos fragmentos del libro “Vida líquida” de Zygmunt Bauman, durante un curso de formación de profesorado, me decidí hace unos días a profundizar en su pensamiento a través de la lectura completa de este libro.
Bauman, renombrado sociólogo de origen polaco, fallecido el 9 de enero de 2017 en Leeds, Inglaterra, lleva a cabo en esta obra un exhaustivo análisis de la sociedad actual, que él denomina “sociedad moderna líquida”.
En esta sociedad reinan el cambio, la inseguridad y la incertidumbre hasta tal punto que los individuos que viven (vivimos) en ella no pueden, o les resulta de extrema dificultad, adaptarse y responder a tales cambios.
En la sociedad moderna líquida no puede más que desarrollarse una "vida líquida", una vida precaria dominada por la incertidumbre y la inseguridad.
Esta vida en constante cambio, efímera, se desarrolla dentro del marco de los valores de mercado y de consumo, valores imperantes en la sociedad moderna líquida y que transforman a los individuos en consumidores y objetos de consumo al mismo tiempo.
Para Bauman, la ideología de mercado neoliberal, y sus valores de mercado y consumo, ha reformado y re-estructurado la interacción entre los individuos de esta sociedad moderna líquida, y entre éstos y el mundo (sociedad del desecho/residuo), en todos sus aspectos.
Estos individuos ya no valoran lo duradero, sino lo que es fugaz, lo nuevo y lo que está sujeto a un constante cambio.
El análisis que realiza Bauman en esta obra recuerda y hace referencia al análisis que Theodor W. Adorno y Max Horkheimer realizaron en su “Dialéctica de la Ilustración” de 1944, en la que, preguntándose por qué la sociedad recaía de nuevo en la barbarie en lugar de avanzar hacia un estado o mundo más humano y civilizado, y bajo la sentencia de que la razón es dominación, exponían la racionalidad económica como dominio sobre el colectivo, ejerciéndose este dominio sobre la sociedad a través de la “industria cultural” o “cultura de masas”.
Como un mensaje en una botella a la deriva, y como guardián de las esperanzas y promesas del pasado, Zygmunt Bauman nos lanza un profundo y valioso mensaje en esta obra.
A través de la metáfora del “mensaje en la botella” Bauman expone que los/las intelectuales y críticos/as del presente, guardianes de las promesas y esperanzas incumplidas del pasado, tienen la responsabilidad de salvar, retomar y comunicar mensajes valiosos olvidados o abandonados en el presente, y lanzarlos de nuevo al mar para que, quizás, algún día, alguien los recoja, los lea, los acepte, los comparta y los aplique tal como lo pensó quien lo escribió.
Aunque el sentido común del presente no entienda el mensaje o lo haya olvidado, quizás, y sólo quizás, lanzando el mensaje al mar, alguien lo encuentre en algún momento y en algún lugar. Bajo esta esperanza, llena de incertidumbres, el autor o autora del mensaje lo lanza en una botella sellada, esperando que sea recuperado incluso mucho más allá de su muerte.
Como si de un mensaje en una botella se tratara, y como guardián de las esperanzas y promesas del pasado, Zygmunt Bauman nos lanza un profundo y valioso mensaje en esta obra.
Tal fue mi suerte que un día cualquiera, en un lugar cualquiera, encontré su mensaje. Ahora lo comparto contigo. Apliquémoslo, rebelémonos contra esta sociedad líquida y hagamos su mensaje eterno.
